Me fascina el dibujo por su capacidad evocativa y su flexibilidad de registro. La línea se halla en todo y ese todo es susceptible de ser reducido a un trazo.
Tanto la línea como la palabra condensan información que despliegan en pequeñas dosis mientras tejen laboriosamente su tela.
El dibujo es un híbrido de tela de araña y de poema disléxico.
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